Hoy en día, tenemos acceso a una gama casi desconcertante de artilugios de hardware y software que proveen más sonoridad a un audio que debe ser masterizado. No hay trabajo más sencillo que simplemente ajustar los parámetros y subir los límites de sonoridad para obtener un sonido «competitivo» o incluso superar los umbrales de la sonoridad. Herramientas como la limitación y la maximización están muy presentes para el trabajo de todo ingeniero de mastering. Siendo este el procedimiento final en toda cadena de mastering, es importante comprender el objetivo de estas herramientas.

Asimismo, con la aparición de las mediciones de sonoridad (LUFS) se ha simplificado el trabajo a solo colocar un maximizador o limitador e incrementar el volumen competitivo según las plataformas de streaming y distribución digital. No obstante, aún así las sonoridad resultante no llega a ser lo suficientemente óptima para lo que el músico o banda espera.
Antes de utilizar estas herramientas deliberadamente, debemos entender lo que hay detrás sonoridad y cómo se llegan a esos valores «competitivos» de acuerdo a nuestra perspectiva.
La limitación
La limitación en el mastering se refiere al uso de una variación del uso de un compresor, con el ratio hacia el infinito y, por lo general, con una compensación del volumen general de la señal del audio. Los limitadores actúan reduciendo el nivel de aquellas señales que superan un umbral predefinido, evitando que alcancen niveles excesivos que puedan provocar clipping o distorsión. Esto permite aumentar el volumen general de la canción, logrando una mayor potenciación de la sonoridad total percibida.

La maximización
Es el proceso similar que aumentará el volumen de una forma adaptativa, evitando la distorsión. Esto se logra mediante sus complejos algoritmos que incluyen la limitación, saturación, compresión multibanda adaptativa y re-escalado. La maximización busca obtener el máximo nivel de volumen, manteniendo una buena definición y claridad en todos los rangos frecuenciales.

La ponderaciones automáticas
Los maximizadores son las herramientas con mayor popularidad en el mercado, gracias a su comportamiento «inteligente», aunque también ciertos limitadores ya están tomando estas características. Cada uno de estos poseen sus distintas patentes para poder funcionar de manera adaptativa, para así evitar distorsionar gravemente la señal entrante.
Esto sucede a que cada herramienta tiene internamente un método avanzado de control de la fase de liberación (auto release). Este modo de auto liberación se puede dar en toda la banda ancha de la señal, o de forma multibanda, de forma adaptativa.
A diferencia de los controles de liberación tradicionales, que se ajustan de forma estática, esta forma de ponderización (llamada IRC en Ozone, por ejemplo) ajusta dinámicamente el tiempo de liberación en función de las características de la señal de audio. Esto se logra mediante algoritmos inteligentes que analizan en tiempo real diversos parámetros de la señal, como el ataque, la caída, la densidad espectral, etc., y ajustan el tiempo de liberación de manera dinámica.

Soft Clipper
Actualmente, además de la limitación y la maximización, se utiliza una herramienta de saturación tipo clipper para poder obtener un poco más de sonoridad a través de una saturación general final. Este soft clipper se utiliza de forma independiente, aunque varios limitadores y maximizadores actuales lo están incluyendo en sus módulos internos.
